Las mujeres con tumores de ‘ultra-bajo’ riesgo presentan una probabilidad mínima de morir a causa del cáncer, por lo que no necesitan recibir tratamientos agresivos

Cada año se diagnostican en España cerca de 28.000 nuevos casos de cáncer de mama, tipo de tumor que, responsable de más de 6.200 fallecimientos solo en el año 2014, representa la primera causa de mortalidad por cualquier enfermedad oncológica entre las mujeres de nuestro país. Sin embargo, y una vez aparece el tumor, el riesgo de deceso asociado a la enfermedad varía ostensiblemente entre las pacientes. De hecho, se estima que hasta un 20-25% de los cánceres de mama que se diagnostican en la actualidad son de ‘ultra-bajo’ riesgo, lo que supone que la probabilidad de que la paciente fallezca a los 20 años de la detección y tratamiento del tumor sigue siendo mínima. Pero, ¿hay alguna manera de saber si una paciente presenta un tumor de ultra-bajo riesgo y, así, evitar que tenga que recibir un tratamiento agresivo y muy tóxico? Pues sí. Y para ello, como muestra un estudio dirigido por investigadores de la Universidad de California en San Francisco (EE.UU.), tan solo hay que utilizar un test genético ya aprobado y comercializado.

Como explica Laura J. Esserman, directora de esta investigación publicada en la revista «JAMA Oncology», «nuestro trabajo supone un importante paso hacia la atención personalizada de las mujeres con cáncer de mama. Ahora ya estamos en disposición de analizar los tumores de mama con ganglios negativos, y si se encuentran en la categoría de riesgo ‘ultra-bajo’, podremos decirles a las pacientes que tienen unas probabilidades mínimas de morir por el tumor y que no necesitarán tratamientos agresivos, incluida la radiación y tumerectomía».

Prueba genética

La identificación, ya desde el mismo momento del diagnóstico, de los tumores de bajo o ‘ultra-bajo’ riesgo evitaría que los pacientes tuvieran que someterse a un sobretratamiento. Un aspecto muy a tener en cuenta dado que, si bien resultan totalmente necesarios, los tratamientos frente al cáncer suelen ser altamente tóxicos para el organismo. Sin embargo, la posibilidad de clasificar a un tumor como ‘de ultra-bajo riesgo’ no ha sido, por lo general, contemplada en el cáncer de mama. Una razón que se explica, por una parte, por la elevada tasa de recurrencia de este tipo de cáncer y, por otra, por la ausencia de herramientas fiables para identificar a estos tumores de ultra-bajo riesgo.

Como refiere Laura Esserman, «los oncólogos llevan años discutiendo sobre la existencia de tumores de ultra-bajo riesgo y han expresado su preocupación de que puedan ser exacerbados en el cribado. Sin embargo, nuestro trabajo ofrece la primera evidencia de que es posible llevar a cabo una prueba diagnóstica en el momento de la detección del tumor e identificarlo».

Y, exactamente, ¿cuál es la prueba que permite identificar a un cáncer de mama como de riesgo ultra-bajo ya desde el mismo momento del diagnóstico? Pues la prueba denominada ‘MammaPrint’, ya patentada y aprobada en 2007 por la Agencia de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA). Una prueba que, a partir del análisis de 70 firmas genéticas –esto es, las alteraciones o mutaciones genéticas que se encuentran en las células tumorales–, permite predecir qué tumores de mama acabarán recurriendo ya desde el mismo momento de su detección. Pero, ¿realmente funciona?

Para llevar a cabo el estudio, los autores siguieron durante 20 años la evolución de 963 mujeres diagnosticadas de cáncer de mama con ganglios negativos y un volumen tumoral igual o menor a tres centímetros de diámetro. Todas las participantes se habían sometido a una tumerectomía –esto es, a la extirpación de la masa tumoral– o a una mastectomía –la extirpación de toda la mama–, tras lo cual en 311 recibieron tratamiento con tamoxifeno durante dos años para evitar las recurrencias.

El análisis de las biopsias tomadas a las participantes con la prueba ‘MammaPrint’ permitió clasificar a un 58% de los tumores en la categoría de ‘bajo riesgo’. Y de acuerdo con los resultados, la clasificación fue ciertamente certera: la tasa de supervivencia a los cinco años del diagnóstico de las pacientes con tumores de bajo riesgo fue superior al 95%. Sin embargo, muchas acabaron falleciendo en los años posteriores por la reaparición de sus tumores.

Pero aún hay más. La prueba también permitió clasificar al 15% de los tumores en la categoría de ultra-bajo riesgo. Y según destacan los autores, «los resultados mostraron que las mujeres con tumores de ultra-bajo riesgo tuvieron un pronóstico excelente con independencia de que recibieran o no tamoxifeno durante dos años».

Riesgo mínimo

En definitiva, los resultados sugieren que esta prueba de análisis de 70 genes puede ayudar a los médicos y a las pacientes a seleccionar el tratamiento más indicado para cada caso. Y dado que los tumores del estudio se detectaron previamente al empleo de la mamografía, puede esperarse que con las actuales pruebas de cribado el porcentaje de tumores de ultra-bajo riesgo en la postmenopausia ascienda hasta un 25% –frente al 15% establecido en la investigación.

Como concluye Laura Esserman, «hay tumores de mama que suponen un riesgo sistémico nulo o mínimo. Las mujeres con un tumor clasificado como de ultra-bajo riesgo con esta prueba pueden estar seguras de que su pronóstico a largo plazo será, muy previsiblemente, excelente. Con o sin terapia hormonal. Este test que identifica con tal precisión a aquellas mujeres con un riesgo tan bajo desde el diagnóstico debe ser bienvenido tanto por los médicos como por las pacientes».

Fuente: ABC